Más pobreza y exclusión social en el año anterior al COVID-19

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El 24,3% de la población gallega estaba en 2019 en riesgo de pobreza o exclusión (AROPE), frente al 23% del 2018. 655.000 personas, 33.000 más que en el año anterior. Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2019 del INE.
En el 2019, según el INE, empeoraron los tres componentes del AROPE: pobreza relativa (del 18,8% al 20%), Carencia Material Severa (del 1,6% al 3,6%) y especialmente Baja Intensidad de Trabajo (del 11,1% al 11,8%) constatando el escaso impacto de las políticas de fomento del empleo en la población más vulnerable.
Galicia ha enfrentado la pandemia en peor situación que en el conjunto del estado, donde la tasa AROPE bajó del 26,1% en el 2018 al 25,3% en el 2019. Aún así, la tasa de riesgo de pobreza gallega sigue siendo un punto inferior a la media estatal.

La reciente Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del 2019 publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE) deja a Galicia con peores resultados con respecto al 2018, aumentando el temor al impacto que está sufriendo la población delante de la crisis económica y social provocada por el COVID-19. El porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión (AROPE) aumentó del 23% en el 2018 al 24,3% en el 2019. 655.000 personas, 33.000 más que en el año anterior.

El empeoramiento del dato general se mantiene en cada uno de sus componentes: Pobreza relativa, Carencia o Privación Material Severa y Baja Intensidad de Trabajo en el Hogar, confirmando la debilidad de la recuperación económica de cara a la salida definitiva de miles de gallegos y gallegas de su situación de pobreza.

  • La tasa de pobreza relativa aumenta del 18,8% al 20%. 540.000 gallegas y gallegos se encontraban en el 2019 por debajo del umbral de la pobreza (751€ al mes -9009 €/año – para un hogar de una persona o 1576 € por mes -18919 €/año – para un hogar de dos adultos y dos menores)

Pendientes de conocer la tasa de pobreza severa (en el año anterior fue del 7,5% de la población, 203.296 gallegas y gallegos) el dato de pobreza relativa empeora la tendencia negativa ya señalada en los datos del año anterior.

  • Las personas con Carencia Material Severa aumentan del 1,6% al 3,6% de la población, estando todavía un punto por debajo del conjunto del estado. Cinco de los siete conceptos de este indicador empeoran, en especial aquellos que suponen poder satisfacer las necesidades básicas.

Esto hace que podamos constatar las graves circunstancias en las que se encontraron muchas personas durante el confinamiento en los hogares donde tenían que recurrir a los ahorros para la cobertura de estas necesidades. O incluso el aumento brutal de la brecha digital provocada por el COVID19 pero que ya se percibía en el 2019 ante el aumento del 2,5% al 3,6% de las personas que no podían permitirse disponer de un ordenador personal.

Mención expresa merece el sorprendente pero contrastado aumento del 1,3% al 8,9% de personas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. El aumento de los precios de la vivienda y las dificultades de acceso a un empleo decente están detrás de las decisiones de priorización de gasto de muchas personas y pobreza severa.

 

  • Las personas viviendo en hogares con baja intensidad laboral (trabajando menos del 20% de la jornada laboral) aumentaron del 11,1% al 11,9%. Un dato muy superior a la media del conjunto del estado en donde la tasa apenas ha variado (del 10,7% al 10,8%)

Este es el dato más preocupante del informe: el acceso al empleo debería ser la herramienta determinante para la salida de la pobreza, pero la ECV refleja que las personas accedieron de forma muy limitada al empleo en los años de recuperación económica anteriores al confinamiento, y si lo encontraron fue de baja calidad y en condiciones de precariedad laboral.

Una sociedad más vulnerable ante la pandemia del COVID19

Sin embargo, los preocupantes datos de la pobreza y exclusión de Galicia en el 2019 que refleja la Encuesta de Condiciones de Vida deben ser considerados como un mínimo al que aspirar frente a la supone unsocial provocada por el COVID19 que los está incrementando notablemente.

Las medidas de choque sociales tomadas durante la pandemia (presupuesto de la RISGA, Tarjeta Básica, etc.) siguen el camino pero se quedarán cortos ante la extrema gravedad de la situación previa y posterior al confinamiento.

Como se reclamó durante la pasada campaña electoral es imprescindible blindar el presupuesto de la RISGA y su compatibilidad con el Ingreso Mínimo Vital e implantar medidas inmediatas para reducir drasticamente la pobreza y la exclusión infantil y juvenil (el único tramo de edad en el que ha aumentado en toda España).

Pero aún así, reafirmamos que las acciones de política social están condenadas a la irrelevancia si no se reformulan completa y de forma urgente las políticas y medidas que garanticen el derecho a una vivienda digna, apropiada y accesible o un empleo digno e inclusivo, asegurando el acompañamiento estable y profesionalizado a las personas con mayores dificultades de empleabilidad o precariedad laboral.

Más información: Análisis EAPN España Encuesta de Condiciones de Vida 2020

9,7 millones de personas están en riesgo de pobreza en España según una encuesta anterior a la crisis de la COVID

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1 Comentario

  1. Maria José López Cuba 27 julio, 2020 en 10:01 pm

    En septiembre se me acaba mi paga. Puedo optar al RISGA. Oh ya no va haber RISGA

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