El informe 'Estado de la pobreza en Galicia 2020' revela que 694.367 personas, el 25,7% de la población gallega, estaba en riesgo de pobreza o exclusión social (AROPE) en el 2020, 38.389 más que el año anterior.
La feminización de la pobreza se agrava tras la excepción del 2019. La tasa de AROPE en mujeres sube del 24,1% al 26,2% en el 2020, mientras que la de los hombres se incrementó en menos de un punto pasando del 24,5% al 25,3%.
El aumento de personas en Privación Material Severa se explica tanto por la gravedad del impacto del COVID-19 como por el crecimiento de los gastos relacionados con la vivienda, obligando a muchas familias a priorizarlos sobre otros gastos imprevistos o mismo en la calidad de los alimentos.
La emergencia residencial ante la falta en Galicia de viviendas dignas y accesibles está impidiendo de facto el éxito en los procesos y medidas de inclusión social y lucha contra la pobreza.
La pandemia y el acceso a la vivienda agravan la pobreza y la privación material severa en Galicia. Esta es una de las conclusiones del undécimo informe «El estado de la pobreza en Galicia 2021 EAPN», hecho público en el marco del informe «El Estado de la Pobreza», presentado por EAPN España con el seguimiento exhaustivo del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España en base a datos oficiales de la Encuesta de Condiciones de Vida 2020 (ECV) del Instituto Nacional de Estadística (INE) y Ministerio de Hacienda.
Como ocurre a nivel estatal y en la mayoría de las comunidades autónomas, los datos dejan a Galicia con peores resultados con respecto al 2019. La porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión (AROPE) aumentó del 24,3% al 25,7% en el 2020. 694.367 personas, 38.389 más que en el año anterior. Aún así, el indicador se mantiene en valores inferiores a los del conjunto del estado (26,4%) sigue situando a Galicia en una situación media entre las comunidades autónomas.
La feminización de la pobreza aumenta después de la excepción del 2019. La tasa de AROPE en mujeres sube del 24,1% al 26,2% en el 2020, mientras que la de los hombres se incrementó en menos de un punto pasando del 24,5% al 25,3%.
A la vista de los datos, en especial los relacionados con el acceso a una vivienda digna y accesible, parece muy difícil poder cumplir en el 2030 el Objetivo de Desarrollo Sostenible y reducir la pobreza a la mitad que en 2015.
Los datos de la ECV reflejan parcialmente los efectos de la pandemia, pues se refieren al 2019 en el caso de la tasa de pobreza e intensidad laboral, y el último trimestre del 2020 en el caso de carencia material recogiendo en este caso el efecto de la COVID.19.
El empeoramiento de la Tasa AROPE se mantiene en dos de sus componentes: Pobreza y Carencia o Privación Material Severa . Un dato positivo está en el número de hogares con baja intensidad laboral, que bajó de 11,9 en el 2019 al 8,5 en el 2020 (antes de la pandemia), una bajada de 3,4 puntos muy superior a la media estatal (0,9 puntos).
Pobreza
Por primera vez desde 2009 la tasa de pobreza relativa en Galicia (22,1%, 2,1 puntos más que en el año anterior) está por encima de la estatal (21%, aumentó 0,3 desde el año anterior). Es decir, 598.000 gallegas y gallegos se encontraban en el 2020 por debajo del umbral de la pobreza (802€ por mes - € 9.626/año - para un hogar de una persona, o 1.685 € al mes - 20.215 €/año - para un hogar de dos adultos y dos menores).
La población gallega más vulnerable ya se encontraba en una situación de fragilidad en téminos económicos antes del estallido de la pandemia, y por lo tanto, con más dificultades para hacer frente a la crisis sanitaria y social. Se agrava así la tendencia negativa del año anterior., notando un año más que el escaso acceso a la vivienda agrava la pobreza y la exclusión social en Galicia.
Esta fragilidad, insistimos que anterior al COVID, se percibe especialmente en el aumento de la pobreza severa. 253.000 personas, el 9,4% de la población, vivía ingresos inferiores a 535 €/mes en un hogar de una persona o 1123 €/mes en el de dos adultos y dos menores). Un porcentaje superior al de 2008 cuando fue del 6% e el de 2019 que fue de 7,9%.
Este deterior se percibe también en el análisis por deciles de renta. La población con ingresos en los tramos más bajos de renta (deciles 1 y 2, ingresos inferiores a 9.449 €/año por unidad de consumo) aumentó del 19,8% al 21,1%.
Es necesario también señalar como dato especialmente significativo, que el 52,8%, de todas las pensiones que se perciben en Galicia siguen estando por debajo del umbral de pobreza. 404.154 personas mayores que 65 años. El 22,1% están incluso por debajo del umbral de pobreza severa. Si se consideran solo las pensiones de viudedad (casi todas de mujeres) el 67,8% se encuentran por debajo del umbral de pobreza relativa, y el 39,2% por debajo del de pobreza severa.
Baja intensidad de empleo en el hogar
Este indicador es el único que mejoró notablemente en el año anterior a la pandemia, Bajando del 11,9% al 8,5%, la tercera comunidad autónoma en la que más disminuyó tras Castilla La Mancha y Andalucía .
Esta mejoría fue superior en la población femenina. Por tanto, esta cifra contrasta con su empeoramiento en el resto de los indicadores, en especial en el de Privación Material Severa. Cabe señalar que este indicador habla de cuántas personas encontraron un empleo pero no de las condiciones o la calidad del mismo.
Privación O Carencia Material Severa
El impacto de la pandemia se percibe claramente en el notable aumento de personas con carencias materiales severas. del 3,6% al 5,2% en el 2020. Especialmente en las mujeres donde pasa del 3,6% al 5,7% mientras la de los hombres pasa de 3,7% al 4,6%.
La Privación Material Severa es un indicador de la dificultad para afrontar determinados gastos básicos que se definen a nivel europeo y supone una vulnerabilidad muy grave para las personas.
Cuatro conceptos empeoran, especialmente aquellos que suponen que satisfacen necesidades básicas. Este significativo incremento refleja también el delempeoramiento preocupante de los efectos de las dificultades de acceso a una vivienda digna, adecuada y accesible, especialmente para la población más vulnerable.
La situación de emergencia residencial en la que viven miles de familias gallegas se observa en el empeoramiento de los conceptos que tienen relaición tanto directa con la vivienda como de manera indirecta.
Así, el porcentaje de personas que mantienen retrasos en el pago de gastos de vivenda principal se incrementó del 5,6% hasta el 8,5% y el de quienes no pueden mantener la vivienda con una temperatura adecuada aumentó tambié desde el 6% hasta el 9,6%.
Pero la necesidad de abordar el encarecimiento vivienda obliga también a una priorización y elección constante entre necesidades básicas. Esto se detecta claramente en indicadores como no poder afrontar gastos imprevistos (24,4% al 28,1%) o enno poder permitirse una comida de carne , pollo o pescado cada dos días (8,9% al 14,9%).
Se observa también el agravamiento de la brecha digital durante la pandemia, con el aumento de personas que no pueden permitirse un odenador (del 3,6% al 5% en el 2020)
Sin afrontar la emergencia de vivienda digna es imposibles la inclusión social
Todos los indicadores analizados coinciden en la evidencia de que las dificultades de acceso y el elevador gasto en vivienda están actuando como un aspirador de rentas que impide de facto el éxito nos procesos de inclusión social.
En palabras de la presidenta de EAPN Galicia, Eloina Ingerto, en la Comisión de Reactivación Económica y Social: "La vivienda es lo primero! No hay día en que en nuestras organizaciones no escuchen este grito. Por eso me siento en la obligación de reconocer nuestra frustración e incluso impotencia por no estar siendo capaces de trasmitir con la gravedad que merece la situación de emergencia residencial en la que viven miles de familias gallegas.. Es imposible una reactivación económica y social si no se multiplica la inversión en vivienda digna y accesible”
En esta línea, con la presentación de este informe, desde EAPN Galicia, se quiere hacer un reconocimiento explícito del esfuerzo y las acciones desarrolladas desde la Consellería de Política Social para hacer frente a los efectos más dramáticos de la pandemia. Pero lamentablemente constatamos que tanto estas medidas como outras de ámbito estatal como el Ingreso Mínimo Vital, están condenada a la irrelevancia si no se aumenta de forma decidida y urgente el presupuesto propio de la Xunta de Galicia y de los ayuntamientos para garantizar el derecho a una vivienda digna, adecuada y accesible. Asegurar la coordinación entre las administraciones implicadas y con las entidades del Tercer Sector Social especializadas en inclusión residencial.
Esta afirmación es la base principal de la Campaña #EmerxenciaVivienda, asumida ya por 48 organizaciones sociales de toda Galicia, entre ellas las cuatro plataformas del tercer sector gallego: EAPN, CERMI Galicia, Coordinadora Gallega de ONGD y Plataforma de Organizaciones Infancia.
1 Comentario
Para algunas personas, caer enfermo equivale a pedir una licencia por enfermedad, acceder a los servicios de salud y continuar percibiendo el salario, pero para quienes estan en el extremo inferior de la cadena salarial, la situacion es catastrofica. Muchos carecen de la cobertura de un seguro de salud y quedan expuestos al riesgo de morir. Es posible que ni siquiera tengan acceso a servicios de salud. Incluso si en ultima instancia se recuperan, la ausencia de prestaciones de sustitucion de los ingresos los expone a una situacion de mayor pobreza. Se estima que, todos los años, cien millones de personas caen en la pobreza a consecuencia de gastos de salud desmesurados .